Francisco Ramón Mula y Fulgencio Zamora han cubierto en bicicleta en diez dias los 800 kilómetros del Camino Eulaliense
Los peregrinos salieron el 4 de julio en desde el Santuario de Santa Eulalia y tras recorrer 782 kilómetros en diez días llegaron a la Basílica de la capital extremeña
Los peregrinos salieron el pasado 4 de julio en bicicleta desde el Santuario de Santa Eulalia y tras recorrer 782 kilómetros en diez días llegaron a la Basílica de la capital extremeña. Durante el camino estuvieron apoyados logísticamente por Isabel Mula, hija de Francisco Ramón, quien con su furgoneta acompañó el recorrido y fue sin duda una pieza clave en esta aventura.
A su llegada a la ciudad extremeña fueron recibidos por la concejala de Turismo en el Ayuntamiento emeritense, Pilar Amor, así como por Luis Miguel González Pérez y José Luis Fernández Castillo, de la Asociación de la Mártir y Virgen Santa Eulalia de Mérida.
La Fundación La Santa promovió en el año 2019 esta nueva ruta de peregrinaje en España que conecta Totana con Mérida, uniendo estas dos ciudades hermanadas por la devoción a Santa Eulalia a través de distintas vías verdes.
El Camino Eulaliense consta de casi 800 kilómetros, divididos en 30 etapas que se pretenden desarrollar en cuatro tramos principales.
El Camino Eulaliense ya se está realizando a pie, por etapas que se han estado desarrollan varios fines de semana en los últimos dos años y está previsto que se una con los peregrinos de Mérida en la etapa 15, mitad del camino, en la localidad de Santa Eulalia, en Úbeda. El pasado mes de mayo, los peregrinos llegaron a Sabiote y será en octubre cuando se realice el tramo entre Sabiote y Santa Eulalia (Úbeda) para unirse con los peregrinos eulalienses.
Hace unas semanas, Fulgencio y Francisco Ramón decidieron lanzar se a realizar el camino en bicicleta, una idea en la que estos dos amigos amantes del ciclismo se embarcaron cada uno por sus propias motivaciones pero que les ha llevado a vivir una experiencia sin duda inolvidable y dura por momentos, no en vano hubo jornadas que realizaron hasta 115 kilómetros frente a otras en las que sólo recorrieron una veintena pues el fuerte calor que azotó esos días la zona les hizo muy difícil la marcha.
Pero ha sido una experiencia, a fin de cuentas, gratificante y de la que han tomado buena nota para relatar a la Fundación La Santa, con el fin de que ésta pueda servirse de su experiencia y recoger consejos para otros futuros peregrinos, en lo que se refiere por ejemplo a lugares de alojamiento, restauración, cómo afrontar un puerto de montaña...
Al regresar a Totana, autoridades municipales les realizaron también una recepción institucional y en la que también estuvieron acompañados por miembros de la Fundación La Santa.
Francisco Ramón Mula reconoce que el camino fue duro en determinados momentos pero en su caso la motivación personal de hacer el camino tras unos difíciles años vividos por una enfermedad familiar, pudo con los ratos de desánimo.
Esta experiencia sin duda le ha marcado a un hombre que ya había realizado solo en 2002 en bicicleta el Camino de Santiago y también a pie ocho días del mismo acompañado por su compañero Fulgencio. Sin embargo, en esta ocasión, hacer este Camino Eulaliense acompañado por su amigo Fulgencio y su hija, no sólo fue más ameno sino especial, confiesa.
De los momentos más duros recuerda las jornadas en las que por la ola de calor que azotaba esa zona en los días en que ellos realizaban el camino, las fuerzas les flaquearon y tuvieron que alterar los planes iniciales, reduciendo el número de kilómetros diarios esos días ya que sólo podían circular por las mañanas pues las altas temperaturas resultaban insoportables.
También recuerda otros problemas que surgieron, ya que tuvo dos pinchazos que pudieron solventar ellos mismos y otra etapa se le rompió la cadena, por lo que en esa ocasión sí tuvieron que buscar un taller para repararla, con la consiguiente pérdida de tiempo.
Las anécdotas tampoco faltaron, recuerda, como cuando un día andaban un poco perdidos y al preguntar a los lugareños cada uno les mandaba por un sitio diferente, o cuando pararon en una gasolinera a falta de unos 8 kilómetros para alcanzar Córdoba y cuando llegaron a La Mezquita de esta ciudad se percataron que Fulgencio se había olvidado el casco en la estación de servicio y tuvo que regresar Isa a por él con la furgoneta. También tuvieron la oportunidad de conocer a un peregrino que realizaba el Camino de Santiago desde Sevilla, el único que encontraron, con quien estuvieron charlando y compartiendo vivencias.
Y como momento más mágico recuerda la llegada a Mérida: “Allí se nos concentraron un cúmulo de circunstancias y sensaciones. Nos abrazamos los tres y nos dijimos cosas al oído y se escapó alguna que otra lágrima”, señala.
Francisco anima a otros peregrinos a que vivan esta experiencia, aunque eso sí, en una época en la que el calor no apriete tanto. Y confiesa que sin duda repetiría la misma, aunque de momento se apuntará a hacerlo a pie en las etapas que convoque la Fundación La Santa.
Por su parte, Fulgencio cuenta que él ya llevaba tiempo queriendo ir a Mérida y cuando se definió el Camino Eulaliense lo vio como una bonita oportunidad y más hacerlo con Francisco, compartiendo y respaldando los motivos de éste.
Fulgencio cuenta que él suele tener una buena forma física pues practica habitualmente deporte y lo único que hizo como preparación previa, fue realizar salidas con la bicicleta más largas, para poder aguantar jornadas de muchas horas sobre las dos ruedas.
La experiencia la califica como muy positiva, si bien señala como aspecto más negativo el fuerte calor. Sin embargo, se queda con lo bueno: “Lo volvería a repetir, es un recorrido en el que despejas tu mente de todo”. Además, lo mejor para él, sin duda, dice que han sido los días de convivencia:
“Aparte de los sitios que hemos visto, los parajes e iglesias que hemos visitado y que te sorprenden, lo mejor de todo ha sido la convivencia con mis dos compañeros”.
La llegada también la recuerda como especial: “Fue como un alivio por haberlo conseguido y una satisfacción.
Luego, al entrar en la Basílica me puse a pensar y fue como un cúmulo de sensaciones que no se puede definir, muchas emociones juntas”. Precisamente, por ese componente tan emocional y que dice que como totanero le llegó a lo más interno, por lo que supone Santa Eulalia, recomienda y anima a más personas a que realicen este Camino Eulaliense.
Diez días intensos que Fulgencio, Francisco e Isa guardarán en su mente y corazón porque, como comenta esta última “el camino es como la vida, tiene sus subidas y bajadas, sus momentos de superación... y en general la experiencia ha sido muy gratificante“.
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